domingo, 2 de octubre de 2016

Wabi-sabi, libertad de expresión y un examen. Quinta clase.


El arte zen.

Anteayer, jueves 29 de septiembre, comenzó la clase con el libro del día: "Wabi-Sabi para artistas, diseñadores, poetas y filósofos" de Leonard Koren.
El wabi-sabi es uno de los rasgos más característicos de la belleza tradicional japonesa. Sin embargo, no la belleza convencional, si no la belleza de las cosas imperfectas, cambiantes, la belleza de las cosas humildes.
Su canon está reflejado en la naturaleza. Algo que me pareció bastante curioso, fuera de lo habitual. Por lo que más tarde decidí indagar un poco sobre esto, proporcionándome como resultado una buena visión sobre la cultura japonesa.
Mientras el mundo está obsesionado con el ideal de belleza y las proporciones, en japón lo que reina es lo rústico, lo melancólico y lo modesto.

Cocina austera, siguiendo el canon.

El término wabi-sabi data del Japón del siglo XIV, y se compone de dos palabras, Wabi, que significa la miseria y soledad de vivir en la naturaleza; y Sabi, que a su vez significa positivas impermanencias, lo bello y sereno que aparece con el tiempo.
Está absolutamente relacionado con la idea de simplicidad, lo que en diseño llamaríamos minimalismo, pero junto con una estrecha relación con la calidez de la naturaleza.
Como un objeto, en vez de resultar feo y desproporcionado, nos puede llegar a provocar una sensación de serena melancolía y anhelo espiritual. Hace incapié en lo auténtico y resaltando sus tres virtudes; que nada dura, que nada está completo, y que nada es perfecto.
Algo que en los 90, adoptaron los creadores de software, y en cuyo estilo se basan actualmente.



Al margen de esta breve introducción, la clase continuó con la frase del día, aportación de mi compañero Alex: "No existe mejor forma de corromper una juventud, que amaestrarla en tener menos estima a aquellos que opinan diferente".
Aquí me cabe añadir que, mientras la sociedad despotrica sucios estereotípos y cánones de belleza absurdos, la vida en el mundo continúa su curso, y en ella se hayan criaturas como nosotros.
Unos siguen la corriente, importándoles sencillamente el día a día. Otros luchan por defender sus ideales. Pero otros caen rendidos en la desesperación.

Aunque no tengo la suficiente experiencia propia como para dictaminar una sentencia al respecto, puedo aludir hechos de personas, a las cuales, se las ha excluido. Se les ha marginado por simples pensamientos políticos o ideales creativos. Tachados de locos, raros, o diferentes, muchos de ellos tan solos e incomprendidos, que quedaron obligados al suicidio, al silencio. Algo muy triste sin duda, que a muchos seguramente, "se la traiga al pairo".

Haciendo referencia a la frase de Nietsche, se nos educa para respetar al profesor. Se nos educa para disfrutar de unos ideales impuestos por otras personas en cargos superiores a los nuestros.
Pero bien, el respeto no es igual a miedo. El respeto es saber en que lugar estás tu, para poder expresar tu opinión de una manera adecuada. Pero poder expresarla libremente.

Finalmente, siempre queda alguna persona luchadora que consigue el título de héroe, de leyenda.
Una persona que consigue cambiar ciertos estándares y provocar movimientos nuevos en la sociedad. A su vez, también quedan las figuras de mártires. Esos tipos que no consiguieron su objetivo, o aquellos otros que perdieron el significado a su lucha, y a todo, y a los cuales, solo les quedó la vía fácil.
Pues bien, aludiendo a una sencilla película infantil de Disney; "Hakuna Matata". Vive y deja vivir.
Esta frase debería de ser el ideal de la sociedad. Cada persona es diferente, podemos debatir ideas y adoptar posturas respecto a un tema. Podemos cambiarlas si nos vemos equivocados, pero jamás superponer una respecto a la del otro. Aunque tu idea sea la correcta, ambas son igual de válidas.
Se debería de extirpar ese rechazo que sale, por un aspecto que nos resulta un tanto desagradable. Al igual que se deberían de extirpar los prejuicios.
El fascismo da a guerras, mientras disfrutar de ser tu mismo y de como son los demás, genera variedad, y por tanto, más paz, más felicidad y más sabiduría.

Cada día sale una nueva frase del día, la cual me hace reflexionar más y me provoca más ganas de escribir. Tratar sobre lo retraídas que están ciertas personas a la hora de expresar en público una cierta opinión, por miedo a "lo que pueda ser dicho de". Ese miedo interno a un prejuicio, abundantes en nuestra cultura occidental.

Tras esta incisión, continuaba de nuevo la clase con el examen, durante el cual, la profesora dictaba una pregunta e inmediatamente nosotros debíamos de responderla.
Fueron diez preguntas con respecto a la teoría del color, pero fue un examen rápido, que tan solo duró unos veinte minutos aproximadamente.

Al acabar el examen, la profesora dio paso a explicar el trabajo de investigación del color, en el cual mis compañeros y yo vamos a tener que elaborar diez apartados diferentes, y una diapositiva con cada apartado.
La primera será buscar la etimología del nombre, de dónde viene. La segunda será buscar el significado de ese color en la cultura occidental. El tercer apartado, con respecto a otras culturas.
En el cuarto apartado buscaremos la simbología de ese color. En el quinto, los alimentos de ese color.
En el sexto apartado tendremos que hablar de la peculiaridad de ese color. En séptimo lugar, elaborar un trabajo artístico colaborativo, donde se vea desarrollado ese color, haciendo cada uno nuestra parte y luego juntando todas con los de nuestro grupo. En octavo lugar, deberemos de encontrar pinturas y esculturas de ese color. En el noveno lugar, marcas que lo usan. Y por último, deberemos de encontrar un anuncio donde se utilice este color.
Nuestro color será el plateado, el color cromo.

Así finaliza de nuevo, una clase más de esta bonita, aunque pesada asignatura, de análisis del color.
Donde tras esta breve explicación del trabajo, la gente comenzó a sacar los ejercicios para hacer de la revista, y yo me tuve que ir, al no encontrarme en condiciones aptas como para continuar la clase.



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